ORAR POR OTROS
- Alejandro Burrone

- 30 ago
- 2 Min. de lectura

ORAR POR OTROS
Bienvenidos al Devocional Despertando Con Dios del 30 de Agosto.
Tema: PAZ. Clave: INTERCEDER.
Mensaje del día: La intercesión es un poderoso acto de amor y servicio, trayendo las necesidades de otros ante el trono de Dios.
Basado en el versículo bíblico de SANTIAGO 5:16 que dice: Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
Enseñanza: Al interceder, participamos en la obra de Dios en las vidas de aquellos por quienes oramos.
Experiencia Bíblica: Moisés intercedió por los israelitas cuando pecaron con el becerro de oro, pidiendo a Dios que perdonara y continuara con su pacto.
Vivencia reciente: Pedro, un Padre reúne a un grupo de oración para interceder semanalmente por sus hijos, viendo cambios transformadores a través de oración persistente y comunidad.
Oración: Oh Señor, hazme un intercesor fiel, llevando a tus pies las cargas de otros con fe y amor.
Acción: Dedica momentos específicos para orar intencionalmente por los demás, recordando que nuestra intercesión tiene el poder de provocar cambios divinos y bendiciones en diversas vidas.
Reflexión: Reflexiona sobre cómo la intercesión une nuestras oraciones y aviva nuestra fe, recordándonos que estamos todos conectados en la creación y amor mediante el Espíritu de Dios.
Estudiemos en detalle las siguientes 2 Concordancias Bíblicas para ampliar el concepto:
1RA DE TIMOTEO 2:1
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres.
ROMANOS 8:26
Asimismo, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos qué hemos de pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Eco Espiritual:
Orar por otros es sembrar paz en corazones ajenos y en el nuestro propio, porque la intercesión nos conecta al amor de Dios que todo lo sostiene. Cuando llevamos las cargas de alguien en oración, nos convertimos en instrumentos de esperanza y canales de gracia. Cada súplica levantada por otro abre espacio para que la obra divina actúe con poder y misericordia. La intercesión nos recuerda que nadie camina solo, que somos parte de un mismo cuerpo en Cristo. Así, al orar unos por otros, fortalecemos la fe y encendemos la luz de la comunión en el Espíritu.



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